3/03/2009

LA CORTE DE LOS PRIVILEGIOS IV.

Joaquín Ortega Arenas. Volviendo al tema de la corrupción judicial que nos ahoga fatalmente, señalamos que la más grave de todas las formas de corrupción, la constituye la corrupción por consigna, empleada constantemente por todos los gobiernos que han existido en este sufrido País. La voluntad del virrey y sus favoritos. La voluntad de los Presidentes de la República y sus favoritos y la obediencia ciega de funcionarios judiciales designados por el Virrey y hoy por los Presidentes, han determinado una pésima administración de justicia. Ya a punto de finalizar el Siglo XVIII, llegó como Virrey a la Nueva España el Segundo Conde de Revillagigedo, Juan Vicente de Güemes Horcasitas y Pacheco de Padilla. Se encontró con una Colonia presa de la corrupción, en especial de la corrupción judicial y el asesinato de Joaquín Dongo, Albacea de la Sucesión del Virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa, el asesinato de todos quienes habitaban la casona de Dongo en la calle de los Donceles y el saqueo total a la finca. La Administración de Justicia detuvo de inmediato a varios indígenas y sin más, los condenó a muerte, sentencia que no llegó a ejecutarse por la llegada del nuevo Virrey que, siendo abogado, se avocó al estudio e investigación de los hechos. Descubrió que los indígenas eran inocentes y que los culpables eran españoles, a los que ordenó detener y procesar de inmediato. Suspendió y encarceló a los oficiales y funcionarios judiciales responsables de la investigación, y designó en su lugar a legos, cuyo desempeño fue intachable. Al concluir su mandato, fue sometido en España al desgraciadamente olvidado Juicio de Residencia, en el que lo primero que se le preguntó, fue el porqué había encarcelado a los oficiales del crimen, a lo que tajantemente contestó. “… Su Majestad me envió a la Nueva España a acabar con la corrupción, y la corrupción solo existe donde los tribunales la permiten…”. Han pasado doscientos años, y no hemos aprendido la lección. La corrupción, indudablemente solo existe donde la permiten los tribunales y por desgracia, las prácticas que estamos analizado, no solo la permiten sino la prohíjan. Con qué autoridad, un Tribunal que admite y emite consignas puede impedir que aquellos que las reciben y obedecen observen conductas diferentes. Sin embargo, ha habido épocas en las que, como lo señalan ,hoy inútilmente, las Constituciones que nos han regido, existió una verdadera división de poderes y, el Poder Judicial DEMOCRÁTICAMENTE ELECTO, observaba conductas intachables. Entre los casos mas notables de esa independencia absoluta podemos mencionar aquel en que el Presidente Lerdo de Tejada “sugirió” a la Suprema Corte , por conducto de su Presidente Ignacio Luis Vallarta, que beneficiara a Manuel Romero Rubio en un litigio sobre tierras que habían sido de los indígenas del Peñón de los Baños. Los señores Ministros, entre los que se encontraban Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano y Simón Guzmán, en franca rebeldía con los deseos del señor Presidente, rechazaron la “sugerencia”, y por diez votos en contra del Ministro Vallarta, resolvieron en favor de los contrincantes de Romero Rubio. El Presidente, ordenó que tropa de su guardia cercara el local en que funcionaba, dentro del Hoy que están tan en boga las “denuncias anónimas” que tan “buenos resultados arrojan en “la lucha contra la delincuencia organizada” , es de esperarse que la que formulemos en esta columna, no anónima dirigida a millones de usuarios de INTERNET, tenga alguna atención, cuando menos, por lo grotesco de las resoluciones “judiciales “ protectorasp del pobrecito BBVA BANCOMER S.A.

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