6/01/2009

REMINISCENCIAS.

Joaquín Ortega Arenas. No se por que motivo, pero han venido a mi mente pasajes ya superados de la historia de México. Uno de ellos, quizá el mas dramático de la vida de este vapuleado país, lo constituye sin duda la undécima ascensión a la Presidencia de República de Antonio de Padua María Severino López de Santa Ana y Pérez de Lebrón, quién nació en la Ciudad de Jalapa el 21 de febrero de 1794. Desde su juventud, alistado en el ejercito colonial. realizó una rápida carrera militar durante la cual, combatió a la insurgencia en los Estados de Veracruz y Tamaulipas y llegó al grado de Brigadier. Se adhirió a Agustín de Iturbide y al Plan de Iguala, y a la entrada se éste a la Ciudad de México, fue nombrado Comandante General de la Provincia de Veracruz. Cuando la estrella de Iturbide se apagó, pasó a ser partidario de la República y proclamó el Plan de Veracruz del que eran postulados fundamentales “.... religión, independencia, y unión...” Combatió a Iturbide hasta su derrota y en 1831 se reveló contra el gobierno. En 1833 ganó las elecciones para Presidente propuesto por el Partido Liberal pero fiel a sus principios, durante su mandato apoyó a los conservadores. El Estado de Texas se rebeló en contra de Santa Ana y su política centralista. Su torpeza y soberbia determinaron la pérdida de esa parte del territorio heredado de la colonia, Vuelve a la presidencia una segunda vez, la deja y con un golpe de estado, derroca a Antonio Bustamante y es por tercera vez presidente. Dicta la Bases Orgánicas que sustituyen a la Constitución de 1824 y en esta ley, inicia una práctica nunca abandonada, aunque siempre disimulada. La compra de votos en las elecciones. Por falta de dinero, se dedicó alegremente a vender los recursos naturales del País. Entra y sale de la Presidencia, auspiciado por la corrupción, también inacabable que estableció en sus sucesivos mandatos. En 1846 Estados Unidos le declara la guerra a México, a fin de que México reconociera la anexión de Texas del 1 de Marzo de 1845, y otra vez llamado a la defensa de la Patria, impide que la caballería tome parte en los combates. Natural, era propietario y arrendador de todos los caballos del ejército y ese pequeño detalle, nos impide una defensa adecuada. Perdemos Arizona, Nuevo México y Califormia y huye exiliado a Venezuela. Aun así, su bien aceitada máquina de corrupciones lo trae de nuevo en 1853 a la Presidencia de la República y en esa su última oportunidad, manda componer un himno que en sus estrofas consigne las hazañas de su antiguo mentor Iturbide y las suyas propias. Se estrena en el Teatro Nacional por la soprano alemana Henrriette Sontag, y con la omisión de las estrofas expresamente dedicadas, sigue siendo nuestro himno. Hace trapacería y media, pero para la posteridad inventa un sistema impositivo “ejemplar” que con solo cambios de nombres y acomodado por los tiempos, conservamos con gratitud para el héroe. Toma posesión de su último período, el Undécimo, el 20 de abril de 1853 e inicia de inmediato el maratón legislativo-impositivo y el 9 de mayo , decreta la centralización del Poder Público; el 14, centralizó las rentas de la Nación; el 20, creó un ejército de noventa mil hombres; el 20 restableció las “ ...alcabalas, sin perjuicio de la continuación de todas las contribuciones existentes...”, el 3 de octubre estableció impuestos de 2 reales mensuales a cada coche; un real mensual a las pulquerías de una sola puerta, y tres por cada puerta mas ; gravó la carne con 2 reales mensuales por cada canal; medio real diario por cada puesto fijo o ambulante; cinco reales mensuales por cada coche o carruaje; de tres a quince pesos por cada carro de alquiler según su tamaño; por cada caballo según su clase, de uno a dos pesos mensuales, y un peso mensual por cada perro...En 9 de enero de 1854, se decretó que deberían causar impuesto las ventanas, las puertas y las luces exteriores de las casas, “...cuatro reales a los zaguanes, cocheras, puertas de tienda, ..y tres reales a los balcones y ventanas...” y la cuota era mensual .Como ha venido sucediendo hasta nuestros días, la crisis se retrasó con siete millones de dólares que a cuenta de diez, recibió el Gobierno por la venta de una porción del territorio nacional, “La Mesilla”. Los impuestos exagerados y caprichosos, determinaron que el 1 de marzo de 1854, se iniciara la llamada Revolución de Ayutla encabezada por el anciano caudillo Juan Alvarez, que pronto fue secundada por numerosos caudillos mas en todo el ámbito de la Nación. Santa Anna , sin recursos económicos debido a que los contribuyentes, no por rebeldía, líbrenos el señor a los mexicanos de ese pecado, sino por pobreza extrema dejaron de pagar impuestos y el dictador ya no tenía ni siquiera lo necesario para pagar a los recaudadores de impuestos y a su guardia personal , tuvo que salir de la capital y se dirigió al Caribe, trató de regresar varias veces al país y finalmente se lo permitieron en 1874, ciego y sin recursos. El 20 de Junio de 1876 murió en la Ciudad de México. Su recuerdo es, ha sido y seguirá siendo un ejemplo para nuestros gobernantes aunque, esa aureola que lo corona, ha sido mellada. El Principio OTERO, aquel con el que literalmente castro en marzo de 1854 el juicio de amparo, el que perpetuaba la ilicitud de las leyes declaradas inconstitucionales, ha sido limitado. Las leyes fiscales declaradas inconstitucionales, ¡ya no se aplicarán! “Vaya vaya con la yegua baya que saltó la valla"...

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