5/30/2011

CORRUPCIÓN… PLAGA ETERNA

Joaquín Ortega Arenas.

“…corrupción. (Del lat. corruptĭo, -ōnis).1. f. Acción y efecto de corromper. f. Der. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores….”

La definición que nos proporciona el Diccionario de la Lengua Castellana es clara y diáfana, Pero a esta sufrida Patria en que vivimos, ¿cuando y como es que llegó, tal parece que para quedarse por siempre?

En nuestros pueblos originarios, a pesar del horripilante sistema empleado por nuestros “evangelizadores españoles” para aniquilar toda huella o resquicio de lo que fueron los habitante de Mesoamérica, es evidente que la corrupción nunca existió. De cierto, todos los delitos emanados de ese sistema europeo de vida eran drásticamente castigados. En los escasos datos históricos que pudieron salvarse de la destrucción, casi no aparecen. Es evidente que este fenómeno se inició cuando Hernán Cortés, casi inmediatamente después de su desembarco en Chalchiuecan, simuló el nombramiento de un Ayuntamiento para que legalizara la serie interminable de abusos, raterías y asesinatos que habría de cometer. Tomó posesión de todas estas tierras en nombre de Su Majestad del Rey de España y, de inmediato empezó a disponer de ellas. Nuestros Pueblos originarios no conocían la propiedad privada y el aprovechamiento privado de los medios de producción para negocios particulares que a partir de ese momento se convirtió, en manos de “la Corona”, en el terrible saqueo de esas tierras, que aun no termina, a cargo, desde luego, de las organizaciones públicas, la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores….”.

Llegó la “evangelización” y con ella la encomienda, el quinto real, el diezmo y la primicia que, de golpe y porrazo, acabaron con el sistema basado en la honradez que se practicaba en los ”calpulli” y en todos los órdenes públicos.

Las minas, las grandes haciendas agrícolas productoras de azúcar, de maíz, de arroz, etc., se convirtieron en mercancía obtenida al mejor postor ante las organizaciones públicas. (desgraciadamente ese sistema se ha desarrollado en el México actual desde hace setenta y seis años, en los que se han incluido las fuentes de todo tipo de energía).

El pueblo mesoamericano perdedor ante la conquista y la evangelización, considerado desde le primer momento de la llegada de nuestros “salvadores” como simples bestias, se vio hundido en ese sistema a partir del 19 de agosto de 1519, con las solas excepciones de los gobiernos coloniales de Antonio María Bucareli, del Segundo Conde de Revillagigedo y de Bernardo de Gálvez . La “independencia” no significó mayor cambio que el de los titulares de la corrupción, criollos todos ellos, Brigadieres del Ejercito Español ascendidos a la Presidencia de la República como dueños y señores de todos los bienes de la Nación. Esta situación prevaleció hasta el año de 1855 en que Benito Juárez suprimió los fueros del clero y del ejército y declaró a todos los ciudadanos iguales ante la ley; siguieron la Ley Lerdo: De 1856, que obligó a las corporaciones civiles y eclesiásticas a vender casas y terrenos ,creada por Miguel Lerdo de Tejada; Ley Iglesias, en 1857, que prohibió el cobro de derechos y obvenciones parroquiales, el diezmo, promulgada por José María Iglesias. Una vez Presidente la República Juárez promulgó la Ley de la nacionalización de los bienes eclesiásticos, complementaria de la Ley Lerdo de desamortización de los bienes de la iglesia, con un cambio importante: los bienes ya no pasaban a manos de los rentistas (1859); Ley del matrimonio civil: Estableció que el matrimonio religioso no tiene validez oficial y establece el matrimonio como un contrato civil con el Estado (1859); Ley orgánica del registro civil: Se declararon los nacimientos y defunciones como un contrato civil con el Estado (1859); Ley de exclaustración de monjas y frailes: Se prohibió la existencia de claustros o conventos, y se decretó la salida de las religiosas y religiosos que ahí vivían; Ley de libertad de Cultos: Esta ley permitió que cada persona fuera libre de practicar y elegir el culto que desee. Esta ley también prohibió la realización de ceremonias fuera de las iglesias o templos.

Como es de suponerse, al prohibirse legalmente la posible corrupción en perjuicio de la Nación las cosas cambiaron radicalmente. Por desgracia esa situación, que podemos considerar un oasis en la vida de México, sin corrupción, no podía durar. A un distinguido militar defensor de la República, pero sin raíces ( Porfirio Díaz, criollo hijo de español, José Faustino Díaz e italiana, Petrona Mori) se le despertó la codicia por el poder y por el dinero; Se levantó en armas en contra de Juárez en el año de 1871; A mediados de 1872, estuvo a punto de entrar a la Ciudad de México pero fue derrotado por el General Guanajuatense Sóstenes Rocha. El 18 de julio de ese mismo año Juárez murió, y el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Sebastián Lerdo de Tejada, se convirtió en presidente y le concedió amnistía. Díaz, despojado del mando militar, se retiró a Tlacotalpan, donde vivió hasta 1876; se levantó en armas contra la reelección de Lerdo, proclamando el Plan de Tuxtepec. Tras su triunfo tomo posesión como Presidente de la República el 29 de noviembre de 1876, en un mandato apenas “interrumpido” de 1880 a 1884, en el que siguió gobernando, pero en el que el Presidente legalmente era su compadre el General Manuel González. A partir del año de 1876, Díaz fue volviendo a pasos agigantados a la situación de la corrupción que había persistido en la Colonia y en el “México Independiente” hasta la llegada del lapso conocido como “La Reforma”.

Los principios fundamentales que en verdad rigen hoy en día a los Estados Unidos Mexicanos, emanan de la forma arbitraría y corrupta de gobernar heredada del Virreinato; de “Don” Antonio de Padua María Severino López de Santa Ana y Pérez de Leblón, Su Alteza Serenísima, creador a ultranza de la “Dictadura Perfecta” que describiera hace algunos años el escritor Mario Vargas Llosa y del “sistema impositivo” mas voraz e inequitativo que existe en el mundo entero; y de “Don” Porfirio Díaz Mori, añorado y venerado dictador creador a su vez de los sistemas de seguridad y control mas adelantados y aun vigentes, ( “mátenlos en caliente” ) situación que analizaremos en el siguiente Blog.

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