7/15/2012

UN POEMA CENTENARIO Y ACTUAL



Joaquín Ortega Arenas

Hace ya más de 400 años, uno de los escritores más notables del “Siglo de Oro” español, Don Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid, 14 de septiembre de 1580  Villanueva de los Infantes, 8 de septiembre de 1645), escribió un poema satírico que hoy he vuelto a leer y me parece que el  autor era lo que llamamos un verdadero “zahorí, vidente, brujo, adivino….”.   Describe detalladamente a un alto personaje de nuestra política rastrera y sucia que, como dice otro de los genios de la  Literatura Española en la primera pagina  de la máxima obra escrita en nuestra obligada lengua, “… de cuyo nombre no quiero acordarme …”, que tú querido lector, tal vez identifiques.  El poema es el siguiente:


PODEROSO CABALLERO
ES DON DINERO.


Madre, yo al oro me humillo:
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado,
de continuo anda amarillo;
que pues, doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero es don Dinero.


Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña,
viene a morir en España
y es en Génova enterrado;
y, pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero es don Dinero.

Es galán, y es como un oro;
tiene quebrado el color;
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero es don Dinero.

Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales;
y, pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero es don Dinero.

Mas ¿a quién no maravilla
ver en su gloria sin tasa,
que es lo menos de su casa
doña Blanca de Castilla?
Pero, pues da al bajo silla
y al cobarde hace guerrero,
poderoso caballero es don Dinero.

Sus escudos de armas nobles
son siempre tan principales,
que sin sus escudos reales
no hay escudos de armas dobles;
y, pues a los mismos robles
da codicia su minero,
poderoso caballero es don Dinero.

Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos;
y, pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero es don Dinero.

Y es tanta su majestad,
(aunque son sus duelos hartos),
que con haberle hecho cuartos,
no pierde su autoridad;
pero, pues da calidad
al noble y al pordiosero,
poderoso caballero es don Dinero.

Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que a las caras de un doblón
hacen sus caras baratas;
y, pues hace las bravatas
desde una bolsa de cuero,
poderoso caballero es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
-¡mirad si es harto sagaz!-
sus escudos en la paz,
que rodelas en la guerra;
y, pues al pobre le entierra
y hace propio al forastero,
poderoso caballero es don Dinero.

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