3/16/2016

CONTRA LA NATURALEZA Y LA VIDA MISMA

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Joaquín Ortega Arenas,

Los Diarios de la Capital, aunciaron:
“…El jefe de Gobierno dela Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, afirmó que el que  una mujer contraiga matrimonio antes de ser mayor de edad es un factor para que sea víctima de violencia. Anunció que este martes enviará a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) una iniciativa para eliminar la posibilidad de que una adolescente se case antes de cumplir 18 años de edad.  Lo anterior, de acuerdo al mandatario capitalino, es para cumplir con una recomendación de ONU-Mujeres, la cual señala que la edad mínima para casarse debe ser de 18 años para contrarrestar la violencia, sobre todo contra la mujer…”
¡Mecáchis! Éste es el primer atentado legislativo en contra de la naturaleza que con toda seguridad,  se realiza en el mundo y se avizora un fracaso.  Sobre la “Adolescencia”, hay mucho de investigación y publicaciones al alcance  de todos los humanos. Hamel y Cols, en 1985, escribieron:
“…Adolescencia.- La adolescencia es una etapa de transición que no tiene límites temporales fijos.  Ahora bien, los cambios que ocurren en este momento son tan significativos que resulta útil hablar de la adolescencia como un periodo diferenciado del ciclo vital humano.

Este periodo abarca desde cambios biológicos hasta cambios de conducta y status social, dificultando de esta manera precisar sus límites de manera exacta.

La adolescencia comienza con la pubertad, es decir, con una serie de cambios fisiológicos que desembocan en plena maduración de los órganos sexuales, y la capacidad para reproducirse y relacionarse sexualmente.

 El intervalo temporal en que transcurre comienza a los 11-12 años y se extiende hasta los 18-20.  Sin embargo no podemos equiparar a un niño de 13 con uno de 18 años; por ello hablaremos de “adolescencia temprana” entre los 11-14 años (que coincide con la pubertad), y luego de un segundo periodo de “juventud” o “adolescencia tardía” entre los 15-20 años;  su prolongación hasta llegar a la adultez, dependerá de factores sociales, culturales, ambientales, así como de la adaptación personal.  (Marquez L., Phillippi A. 1995) ”

¿Cómo habrá planteado el Señor Jefe de Gobierno ese problema especialmente humano y ajeno a toda clase de  controles?
Desde luego,  esos problemas han preocupado al hombre desde que decidió vivir en sociedad y los resolvió con tremenda firmeza. Se inventaron variados “Cinturones de castidad”,  específicamente para evitar que la mujer tuviera relaciones sexuales desde su adolescencia.
La eterna diferencia de género. Para los varones se conservó la libertad sexual absoluta, no obstante que desde tiempo inmemorial, existe la “castración” de los animales, que nunca se usó en el hombre.
En cumplimiento de las medidas legislativas planteadas por el C. Jefe de Gobierno del Distrito Federal  (CDMX),  esperemos que en la  Asamblea de Representantes exista algún Diputado  que tenga  conocimiento sobre biología, ya que las únicas profesiones  en México que no requieren  preparación, cultura o educación de ninguna especie, son  las de Senador o Diputado, local o federal   ¡Y con esa carencia,  son los encargados de elaborar las leyes que nos rigen…..¡por eso estamos como estamos!
Un cinturón de castidad es una braga de hierro, cerrable con llave, que supuestamente se obligaría a usar a algunas mujeres en la Edad Media para evitar las infidelidades sexuales o en casos extremos, padres de familia que hacían usarlos a sus hijos e hijas para mantenerlos vírgenes hasta que se casaran.
Se usaba cuando los maridos se iban a guerra, viajes de negocios, o simplemente cuando se ausentaban por un largo tiempo. Les ponían a sus mujeres el cinturón y existían 2 llaves: una la tenía el marido y otra un sacerdote. Si el marido no volvía dentro del plazo de cuatro años, el sacerdote le quitaba el cinturón a la mujer.
El objeto ganó popularidad en Inglaterra en el siglo XIX gracias a un libro cuyo contenido lo describía como "una de las cosas más extraordinarias que los celos masculinos hayan realizado". El libro describe cómo era usado el objeto para asegurar la fidelidad de las damas que se quedaban solas en casa mientras sus maridos iban a luchar en las Cruzadas.
Esta es la opinión más habitual, aunque equivocada. El cinturón de castidad no puede usarse más que durante unas horas, a lo más un par de días. De otra forma, la mujer que lo llevase moriría víctima de infecciones, abrasiones y laceraciones provocadas por el contacto con el metal o, a largo plazo, si el cinturón entraba en contacto con agua, de tétanos causado por la oxidación del cinturón sobre la piel. En realidad, el cinturón de castidad era utilizado por las mujeres como defensa contra la violación, en épocas de acuartelamiento de soldados, durante viajes y en estancias nocturnas en posadas. Su uso era más frecuente en enfermeras y religiosas que atendían heridos en los frentes de batalla para evitar las violaciones.
Solo nos falta  que se ordene,  a petición de parte, la fabricación e instalación libre de “Cinturones de Castidad”, que indudablemente  se convertirá en gran negocio para nuestras autoridades administrativas, siempre pendientes de iniciarlos.
                                                            ¡WAW!

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