7/14/2016

¡AH, QUE EL JEFE MANCERA!


Joaquin Ortega Arenas,



Comentamos hace algún tiempo, la verdadera barbaridad que contenía la petición que el Jefe Mancera hizo a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para legislar sobre la edad de contraer matrimonio y hoy nos vemos en la necesidad de criticar el servilismo de los señores “Diputados”  que  aceptaron tal aberración.
La nota publicada en Internet, señala textualmente
“…Por ley, menores de edad ya no podrán casarse en la CDMX: Mancera.
A  partir de este día, la edad mínima para contraer matrimonio en la capital mexicana es de 18 años. Esto, como parte de la reforma al Código Civil promovida por el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.
En un evento realizado en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, Mancera Espinos afirmó el decreto por el cual a partir de hoy entran en vigor las nuevas disposiciones.
Con base en cifras de la Consejería Jurídica, de 2007 a 2015, en la Ciudad de México se registraron 10 mil 272 matrimonios de mujeres menores de 18 años.
La reforma, que fue elaborada por el Instituto de las Mujeres, también especifica la eliminación de la figura de emancipación con motivo de matrimonio y entre los impedimentos para casarse está la violencia familiar, lo que obliga al juez del Registro Civil confirmar y verificar la voluntad de los contrayentes de unirse en matrimonio.
El jefe de Gobierno dijo que, específicamente, las mujeres que se casan a temprana edad tienen afectación directa con su derecho a la salud, a la educación y a la protección.

Que pena que en México no exista ningún impedimento para ser funcionario público. Basta el asta su nombramiento y ya. La consecuencia fatal es que los analfabetos cuando llegan a gobernantes, no conozcan más freno que su voluntad “soberana”, que os obliga a publicar las bases científicas de los CICLOS VITALES, haciendo este reportaje sumamente largo, pero ni modo. Aquí lo tienes amable lector.


Es elemental en mentes sanas, suponer que el desarrollo del Ciclo Vital es irreversible e incontrolable por leyes estúpidamente dictadas, y a pesar de ello, dictadas en contra de la naturaleza.  Si eso fuera posible, no habría inundaciones por chubascos inesperados. Con pedir una ley que los prohibiera y dictarla sería suficiente.

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