LA
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE MÉXICO. EL MAESTRO AURELIANO ESQUIVEL CASAS.
Joaquín
Ortega Arenas.
Blog
Spot 2 DE FEBRERO DE 2017.
No
existe una verdadera historia de la Benemérita Escuela Normal Superior de
México. Se barajan muchas, pero ninguna real y verdadera. Me enorgullece ser
uno de los primeros alumnos que se inscribieron en la misma, el año de 1942, y
por ello puedo dar testimonio de los motivos de su fundación y desarrollo
inicial.
El
Maestro Aureliano Esquivel Casas, oriundo del Estado de Coahuila, que realizó
sus estudios en el “Ateneo Fuente” de la
Ciudad de Saltillo, en donde fue condiscípulo de Aarón Sáenz Garza, con una
larga carrera en la Educación en varios Estados, fue designado en enero de 1930, Director de la Escuela
Normal de Maestros de la Ciudad de México, a efecto de que, corrigiera con su
conocida autoridad y energía, el caos que desde hacía varios años, la tenía semiparalizada.
Trajo
consigo a Maestros reconocidos como Candoroso Guajardo, Celerino Cano Arqueles
Vela Salvatierra, y desde su llegada, propuso a la Secretaría de Educación
Pública, la creación de una escuela en la que se capacitara a maestros de
segunda enseñanza, ya que desde el año de 1927 en que se fundaron las Escuelas
Secundarias, su personal docente carecía de los conocimientos básicos para la
educación de adolescentes, radicalmente diversa a la que se impartía a los infantes
menores de doce años, en especial, los
sistemas pedagógicos.
invitó
a impartir cátedras, a intelectuales expulsados de España por Francisco Franco,
como Agustín Millares Carlo, Paul Kirchhoff, Emelia Elías de Ballesteros, Antonio
Abaunza, Victoria Kent y otros y mexicanos como Juvencio López Vázquez, Agustín Mateos Muñoz, Ángel Salas Bonilla, emérito maestro de Historia del Arte, Ramón Alcázar,
Isaac Ochoterena, Carlos Graef Fernández,
etc., y el mismo se encargó de las
cátedras pedagógicas de los tres primeros años de las carreras.
Los
requisitos para el ingreso, eran título de
Bachiller, Egresado de la
Preparatoria, o cinco años de ejercicio profesional como maestros, por lo que
resulté el más joven de los estudiantes..
Ignoro
la causa, pero se olvidó dotar de un lugar fijo para la Escuela, y durante
meses peregrinamos del Edificio en que se encuentra aún la Secundara #4 en la
Colonia Santa María, al de la Normal de Maestros, en la Calzada México -Tacuba,
la Secundaria 5, en la Colonia Santa María, la Secundaria 1, en las Calles de
Regina y otros que por fortuna no recuerdo.
Entre
mis condiscípulos, los grabadores
Abelardo Ávila, Leopoldo Méndez, el Maestro y compositor José Agustín Ramírez
Altamirano, ( Acapulqueña, Por los Caminos del Sur , Linaloe ),
y Maestros de Escuela Primaria, como Doña Teodora Barrientos de Medrano,
que a sus sesenta años con limpia voz de
mesosoprano nos pidió que le llamáramos Tía, porque, podría haber sido nuestra
madre….decidieron elegir, “Mesa
Directiva de los alumnos” para entrevistar al Secretario de Educación, Doctor Jaime Torres Bodet, y solicitarle
que nos diera un lugar fijo para la Escuela.
Como
suele suceder designamos Presidente a un alumno que se distinguió por su
calidad de líder, del que solo recuerdo su apodo, “ El Bigotes “. Como cursaba yo primer año en la Escuela Nacional
de Jurisprudencia, me incluyeron en la comisión.
Nos
recibió el Secretario Particular, Maestro Rafael Solana y, casi de inmediato
nos condujo al Despacho del Doctor Torres Bodet.
Tal
vez llegamos en un mal momento, porque casi sin escuchar a nuestro vocero, nos
acusó de intrigantes y escandalosos pica pleitos, ignorantes de lo que era la
educación superior, y el “bigotes”, iracundo le espetó “ …el ignorante es Usted
que no ha podido ni engendrar un hijo…”. Tocó un timbre y en un segundo
entraron sus ayudantes” a los que ordenó que nos sacaran de su Despacho, orden
que cumplieron… a empujones. Casi inmediatamente llegó el Maestro Rafael
Solana, a decirnos que, si bien ofendimos al Doctor, en parte el dio motivo,
que entrara uno de nosotros a pedirle una disculpa y con eso bastaba. Sin esperar
más, me tomó del brazo y me llevó a pedir la disculpa.
Me recibió el Doctor Torres Bodet con una
sonrisa, le pedí la disculpa y me dijo, “…. Eres muy joven y aceptó tu
disculpa, diles a tus compañeros que busquen un lugar adecuado para Construir la
Escuela, me lo manden decir contigo, y acudan al Maestro Solana”.
No
era nada difícil, pero se los comuniqué a mis casi incrédulos compañeros, y al
día siguiente, acudí con el Maestro Solana solo, ya no quisieron acompañarme, y
entregué la proposición.
En
la Colonia Santa María, se ubicó hasta la Nacionalización de Bienes de Manos
Muertas, Parte de las Leyes de Reforma, el “Convento de las Siervas” de María
entre las calles de Sor Juana Inés de la Cruz, en la que estaba la Capilla, las
calles de Fresno, y la Ribera de San Cosme, en la que funcionaba la
Secundaria 2 y, una enorme huerta en la que, con una franja de seiscientos
metros cuadrados podía construirse nuestra Escuela Normal Superior.
Lo
aprobó el Doctor Torres Bodet y el Maestro Rafael Solana que, no sé cómo indagó
mi domicilio…me la llevó personalmente.
En
dos años, El Doctor Torres Bodet , nos
entregó el edificio.
Para
mí ha sido una fortuna este acontecimiento, estudié la rama “Lengua y
Literatura Española”, que me ha ayudado en mi profesión, cultivé y disfruté los consejos, las pláticas
y la amistad de Don Rafael Solana por muchos años más, en los que todos los
jueves pasaba a su casa para llevarlo a desayunar, ….hasta su lamentable
fallecimiento.
Hoy,
la Normal Superior cuenta con un maravilloso edificio ubicado en las calles de
Manuel Salazar 201, col. Ex Hacienda el
Rosario, delegación Azcapotzalco, QUE HAN DENOMINADO Maestro “MOISÉS SÁENZ”, ( que
ya tenía la Secundaria 4 ), que ha
dotado a las Escuelas Secundarias de todo el País, de personal docente
altamente capacitado, pero, visité la maravillosa Escuela y me encontré con
verdadera tristeza que, de su creador, de la persona que dedicó muchas horas de
su vida en conformarla y convertirla en lo que es, iniciando con las grandes
figuras mundiales de la Educación llegadas a México, a los que convenció que casi sin sueldos,
porque cuando fue fundada, carecía de presupuesto oficial, se adhirieran a la
cruzada que estaba realizando.
Del
MAESTRO AURELIANO ESQUIVEL CASAS, como
“buenos mexicanos” lo hemos olvidado.
Yo, ex alumno
fundador de la Escuela Normal Superior, testigo de esa verdadera hazaña, invito
a todos los egresados de la Benemérita Escuela y a los alumnos actuales, a
reconocer al Maestro, AURELIANO ESQUIVEL CASAS, valorar su sacrificio, y
rendirle el homenaje que se merece.
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