Joaquín Ortega Arenas.
El Instituto Nacional de
Estadística , Geografía e Informática hoy, nos congela, con su habitual eficacia
y neutralidad y señala:
“…23 de
febrero de 2017 La economía mexicana entró de lleno en un proceso de
desaceleración, marcado por una disminución del consumo y el aumento de la
incertidumbre entre empresarios y consumidores. En 2016, el producto interno
bruto (PIB) tuvo un crecimiento de 2.3 por ciento, menor al de 2.6 por ciento
registrado en 2015,
El primer
impacto sobre el crecimiento, consideró, vendrá en la primera mitad de 2017 y
el canal de transmisión será un fuerte deterioro de los niveles de confianza
empresarial y del consumidor. …
No es novedad lo
que nos refiere el INEGI, hace tres años
que los mexicanos sentimos en carne propia la merma constante de nuestra forma
de vida. Apenas sobrevivimos. La Canasta
Básica al alza, los salarios y emolumentos, a la baja. La inseguridad personal,
en aumento acelerado y, la policía “brilla por su ausencia”, es más fácil sacarse la lotería sin comprar
billete, que encontrar un policía cuando se necesita.
Pasaron los
tiempos en que en cada manzana o al
menos en cada Colonia, había “veladores” que con un silbato “gorgoreante”
anunciaban su presencia y nos daban confianza.
En el día, con
uniformes azules, que dieron lugar a que se les llamara “los azules” patrullaban la Ciudad y allá por los “cuarentas”
del siglo pasado los convirtieron en ”patrullas” coloradas con cuatro “azules”
en su interior.
Hoy las patrullas son azules, pero, lejos de
que hayan aumentado la seguridad en la Ciudad, se han convertido en un azote de
los “chilangos”.
Lejos de
buscarlos, hoy tratamos de eludirlos. Los afortunados poseedores de un
vehículo, nos ponemos a temblar cuando en el espejo retrovisor aparece una
patrulla y respiramos hondo, cuando la patrulla nos pasa sin molestarnos y no
solo no vigila”, se ha incorporado a la “delincuencia organizada” y es mucho,
pero mucho más peligrosa porque basta tener una placa, para ser impune e
inmune.
Al pueblo pueblo
y al peatón indefenso, increíble, nos represente una ventaja no tener cerca un policía o a una patrulla azul.
Se ha institucionalizado
un sistema perfectamente inconstitucional. Han puesto en las calles centenares
de cámaras “ocultas” que toman fotografías “de infracciones y delitos” de tránsito,
que cobran nuestras “autoridades” , dejando en el olvido que, la “constitución”
señala que deben notificarse en forma personal y directa.
Los impuestos
prediales, se determinan en el momento
en que la autoridad señala una cantidad a pagar cuando el “contribuyente” la
adquiere, y, sin respetar sus propias determinaciones, la autoridad los ha
venido duplicando o quintuplicando en forma retroactiva, con un razonamiento
propio de “Al Capone”
“…hoy su casa vale diez veces más que
cuando la construyó y lógico, usted debe pagar sobre el nuevo valor que yo
invento…”
Este novísimo “negocio gubernamental “ ha resultado maravilloso, para el gobierno, pero desastroso
para el sufrido contribuyente. Hace poco atendí un asunto profesional. Una
Maestra adquirió en el año de 1933, una casita en la Colonia Roma que tuvo como
precio $3500.00 , con una hipoteca a 15 años. Cuando acabó de pagar la
hipoteca, le querían escriturar la casa “con el nuevo valor catastral” , ¡DOCE
MILLONES DE PESOS! Por poco se muere del susto.
Solicité el amparo de la Justicia Federal, con el
argumento de que estaban dando efectos retroactivos a sus delincuenciales
“avalúos” y el Juez de Distrito reparó
el abuso, pero ¿Cuantos mexicanos tienen capacidad económica y conocimientos
para una defensa similar ?. Mi experiencia profesional me indica que ¡solo uno
de cada mil “contribuyentes” !
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