Joaquín
Ortega Arenas.
En
éste sufrido y sufridor País, ¡todo es posible y desgraciadamente, permisible!
En “La Jornada” de ayer, domingo 21 de
mayo, apareció la noticia que da
nombre a éste ensayo. Trece meses, que van de abril de
2016, a mayo actual. Me dejó estupefacto y boquiabierto. Pensé que era difícil
creerlo, y recurrí al Benemérito Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática.
Reporta
una población actual de OCHO MILLONES TRESCIENTAS SETENTA MIL MUJERES en el
Estado y la violencia contra las mujeres camina entre
cifras de asesinatos al alza y al
rechazo del Gobierno estatal por considerarla como un problema de feminicidio.
En los últimos seis años se duplicó el número de homicidios
dolosos contra mujeres en el estado más poblado del país, de acuerdo a cifras
de la Procuraduría General de Justicia estatal.
Mientras en 2005 se registraron 97 homicidios contra mujeres, para
el 2010 el número de asesinatos había aumentado a 200, es decir 106% en
cinco años, mientras que la población femenina sólo creció 8% en el mismo
periodo.
La mitad de las muertes se registraron en los municipios de
Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Toluca, Chimalhuacán, Naucalpan,
Tultitlán e Ixtapaluca.
Salvo Toluca, capital del estado, los municipios con más
incidencia se encuentran en la zona metropolitana del Valle de México y en
conjunto alcanzan una población de casi 6 millones de habitantes, la mitad de
ellos mujeres.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los
Hogares (ENDIREH) del 2006 señala al Estado de México como la entidad del país
donde más mujeres casadas o unidas reportaron sufrir violencia por parte de su
pareja.
Los resultados de la encuesta, levantada por el Instituto Nacional
de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la más reciente disponible
sobre violencia de género, arrojaron que 61 de cada 100 mujeres casadas en el
Estado de México sufrían algún tipo de evento violento, cuando la media
nacional era del 47 %.
Entonces, 513 mil mujeres, el 30 % del total de casadas, habían
padecido violencia de extrema gravedad a manos de su cónyuge, como ser
pateadas, amarradas o ahorcadas.
Al número de mujeres asesinadas en los últimos 6 años se suma que,
hasta noviembre del 2010, la Procuraduría General de Justicia del Estado de
México, sólo había conseguido que el poder judicial condenara al autor material
en 145 casos, en tanto que otros 217 presuntos homicidas siguen todavía bajo “proceso
penal”.
La incidencia de muertes y porcentaje de impunidad de los asesinos
llevó a la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos
(CMDPDH), una organización civil, a solicitar al Gobierno federal el 8 de
diciembre una declaratoria de alerta de violencia de género en el Estado de
México.
Para entonces, la CMDPDH tenía conocimiento de 922 muertes entre
2005 y agosto del 2010, y sostuvo en su petición que en el estado existe un patrón
sistemático de violencia contra las mujeres que no está siendo atendido.
La Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia establece como “feminicida” a la forma extrema de violencia de género
por la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado,
conformada por conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social.
En el
Estado habitan siete millones novecientos noventa mil varones. Ellas son mayoría, nueve millones noventa
mil.
No
comprendo, no puedo comprender como en
pleno desarrollo de las elecciones para “Gobernador” en el Estado, uno de los
“candidatos” Alfredo del Mazo Maza, hijo de Alfredo del Mazo González que fue Gobernador del Estado de México de 1981 a
1986, primo de Enrique Peña Nieto y nieto de Alfredo
del Mazo Vélez, éste, excelente Gobernador del Estado, de México de 1945 a
1951 con el que tuve
oportunidad de colaborar por recomendación que hizo en mi favor el Maestro
Isidro Fabela.
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